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Inestabilidad en América Latina: Biden se ve obligado a enfrentar la realidad de la región

Se calcula que cuatro millones de refugiados han salido de Venezuela desde entonces, lo que ha generado una de las peores catástrofes humanitarias del mundo. Casi la mitad de estos venezolanos se encuentran en la vecina Colombia, que durante la primavera lidió con sus propios disturbios internos, cuando manifestantes —descontentos por la imposición de impuestos a nivel nacional y la fatiga provocada por la pandemia— se enfrentaron con fuerzas de seguridad del país.

El presidente de Colombia, Iván Duque Márquez, dijo en una entrevista realizada en mayo que no dudaba que Estados Unidos continuaría apoyando a su país, a pesar de las preocupaciones sobre las tácticas de su gobierno que ponían en riesgo derechos humanos.

Otros autócratas latinoamericanos han seguido el ejemplo de Maduro.

En Nicaragua, el presidente Daniel Ortega ha iniciado una ofensiva contra los medios de comunicación y la sociedad civil antes de las elecciones de noviembre, en las que buscará un cuarto mandato. Además de una reunión el mes pasado con cancilleres de Centroamérica, Antony J. Blinken, el secretario de Estado estadounidense, instó con discreción al máximo diplomático de Nicaragua a garantizar un voto libre y justo.

Al día siguiente, el gobierno de Ortega detuvo a una de sus opositoras políticas de más alto perfil.

Más tarde, funcionarios estadounidenses insistieron en la importancia de que el gobierno de Biden advirtiera a Nicaragua y a otros países latinoamericanos de la preocupación cada vez mayor de Estados Unidos por los desafíos a la democracia en la región. Ventrell, el funcionario del Departamento de Estado, dijo que la embestida de Ortega, un exrevolucionario y un viejo problema para Estados Unidos, era una prueba del poco apoyo que conservaba entre los votantes nicaragüenses.

Pero el gobierno de Biden es muy consciente de la naturaleza endeble de la democracia en la región.

“Seamos honestos: las democracias son frágiles. Lo reconozco absolutamente”, dijo Samantha Power, administradora de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, en un discurso el mes pasado en la Universidad Centroamericana en San Salvador.

Aseguró que los ataques a jueces, periodistas, funcionarios electorales y otras instituciones en Estados Unidos revelaron que un ataque a las libertades y las libertades civiles podría ocurrir en cualquier lugar.

Por eso, dijo Power, “es tan importante luchar contra la corrupción, luchar contra el comportamiento autocrático en cualquier lugar en el que ocurra, porque estas acciones pueden crecer con rapidez para amenazar la estabilidad, amenazar la democracia, amenazar la prosperidad”.

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